Diálogos Mesiánicos
Si
bien, La Catrina Trina no comparte el arraigado fanatismo futbolero de sus
compinches, le es difícil mantenerse al margen del fulgor venido de arengas y
vituperios, propios de la observación de un partido de futbol, en compañía de
camaradas que comparten caguamas y el gusto por determinado equipo. Es así como
aquel domingo 26 de mayo, después del partido final entre las Águilas del
América y el Cruz Azul, se hallaba ante los pies del Rey Coliman, señor
guardián del valle colimense, celebrando el dramático triunfo de los
emplumados.
Los
cantos de victoria se alzaban por los aires y se precipitaban a la gente, sólo
para después seguir volando en las alturas; al ritmo de la batucada se organizó
una danza dirigida por banderas amarillas; y los cuerpos, ondeaban, las
melenas, los culos que desembocan de caderas femeninas, ondeaban.
Inmersos
en la euforia, el gentío circulaba la glorieta. A Trina, ya nada de eso la
arrastraba, se abstrajo profundamente en el suave contoneo de las nalgas
posadas frente a sus enormes ojos huecos, esos ojos huecos y oscuros ahora se
tupian del ajustado y diminuto short blanco, que vestía a medias el culo de la
joven manceba.
-Sí
wey, está de ¡No mames!
-Yo
podría vivir ahí
-jaja…
llégale Catrina, igual y pega
“¿sabrá
esa mujer, será consciente de lo que guarda bajo las enaguas? Los desvelos de
un hombre habitan entre los pliegues de esa carne magra, las angustias por
ganarse un nombre y ser merecedor de tales caprichos de la creación. ¿por qué
proveer tal abundancia, tal distinción a las criaturas?, ¿para que la malgasten
con imbéciles sin aprecio?”
Un
par de jóvenes saludaban a la manceba con efusivo abrazo
“Hombres
se desviven cuales perros trabajando toda la semana, esperando el sábado, para
poder entrar forrados en centavos a algún tugurio de mala muerte, bañarse en
cerveza y contemplar alegres, pero deshechos en el fondo, lo que la edad y la
pobreza les ha robado de sus casas, un culo hermoso donde descansar el alma.
Y
no es que las nalgas de ese calibre sean sólo para los afortunados
económicamente, sino que quienes las poseen las han hecho fuente de chantaje,
les han puesto precio, ahondando la miseria de los miserables”
Los
jóvenes servían generosamente un vaso de whiskey, costoso whiskey para la
manceba.
“Fanfarrones,
¿qué les ha costado a ellos? Lo que cuesta es ir por las calles tragándose el
delirio de rendirse ante tal desparpajo de mujer, de jurarse humilde y
únicamente a la felicidad de nalgas como éstas.
No
la culpo, creció sabiendo que los dones que le han de valer, son los que lleva
puestos, creció ignorando que sus nalgas valen la Adoración religiosa, el rigor
científico:
Clara manifestación divina
Ruega por nosotros
Fuerza del espíritu humano
Ruega por nosotros
Cimiento de la civilización
Ruega por nosotros
Paz de las consciencias
Ruega por nosotros
Martirio de los abnegados
Ruega por nosotros
¡Culo de Dios!
Amén.
Néstor Calavera